El flat white es una bebida a base de café que logra el equilibrio perfecto entre intensidad y suavidad. Se prepara con uno o dos shots de espresso como base y una capa fina de leche microespumada, es decir, leche vaporizada con una textura sedosa, sin burbujas grandes y sin tanta espuma como en un cappuccino. De ahí su nombre: flat (plano) porque la superficie no es espumosa, sino lisa y aterciopelada.
Lo que hace único a esta bebida es su proporción: más café que leche, lo que permite saborear con claridad la riqueza del espresso sin que quede oculto bajo una montaña de espuma. Es ideal para quienes disfrutan del café con leche, pero buscan algo más concentrado, más elegante y con una textura que se desliza suavemente en cada sorbo.
Preparar un flat white en casa no solo es posible, ¡también es una experiencia deliciosa! Para lograr su sabor balanceado y textura sedosa, necesitas una buena base de espresso y dominar la técnica del vapor en la leche. Pero no te preocupes, con práctica y los ingredientes adecuados, podrás prepararlo como un barista.
Ingredientes: 1 o 2 shots de espresso (según tu gusto) 120 ml de leche entera (la más recomendada por su cremosidad)
Paso a paso:
Prepara el espresso: Utiliza una máquina de espresso o una moka italiana si no tienes una. Lo importante es lograr un café fuerte y concentrado.
Vaporiza la leche: Calienta la leche con una varilla de vapor hasta que tenga una textura microespumada, es decir, suave y brillante, sin grandes burbujas. Si no tienes máquina, puedes calentarla y emulsionarla con un espumador manual o eléctrico.
Sirve con precisión: Vierte primero el espresso en una taza (idealmente pequeña o mediana) y luego añade la leche vaporizada suavemente, dejando una fina capa de espuma en la superficie.
Disfruta: El resultado debe ser un café suave, cremoso y con un sabor a espresso bien presente. Si te gusta experimentar, puedes ajustar la cantidad de leche o probar con leches vegetales (como avena o almendra), aunque la textura puede variar. Lo más importante es mantener la proporción: más café que leche, con una microespuma fina y uniforme.
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El flat white no solo destaca por su sabor, también tiene una historia que genera debate. ¿Es australiano o neozelandés? Ambos países se disputan su invención, y aunque no hay una respuesta definitiva, sí coinciden en que nació en los años 80 como una respuesta a los cafés con demasiada espuma, como el cappuccino tradicional.
En Australia, se dice que esta bebida apareció por primera vez en Sídney, en una cafetería que buscaba una bebida con más café y menos espuma. En Nueva Zelanda, afirman que surgió en Wellington, cuando un barista intentó hacer un cappuccino, pero la leche no espumó lo suficiente, dando origen accidental a esta nueva bebida.
Lo cierto es que este tipo de café fue creado para quienes buscaban una experiencia más equilibrada entre café y leche, sin perder la intensidad del espresso. Con el auge del café de especialidad, esta bebida cruzó fronteras y hoy es protagonista en cafeterías de todo el mundo, desde Londres hasta Bogotá.
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¿De dónde es el café con leche? ¡Su origen es una fuente de acalorado debate! Tanto Australia como Nueva Zelanda afirman haber inventado la bebida en la década de 1980, pero probablemente evolucionó en ambos países.
A simple vista, el flat white y el latte pueden parecer casi iguales: ambos llevan espresso y leche vaporizada, y se sirven en taza. Pero cuando los pruebas (y los observas con atención), las diferencias se notan… ¡y se sienten! La primera gran diferencia está en la proporción. El latte suele llevar más leche que café, lo que lo hace más suave y con un sabor más lácteo. En cambio, el flat white es más intenso, ya que tiene una mayor proporción de espresso en una taza más pequeña, lo que resalta su sabor a café.
Otro detalle clave es la textura de la leche. El latte tiene una espuma más abundante y aireada, mientras que el flat white se caracteriza por una capa muy fina de microespuma, lisa y sedosa, que se integra con el espresso de forma más uniforme.
Si prefieres un café con leche más cremoso y suave, esta es la bebida para ti. Pero si te gusta sentir el espresso en todo su esplendor, con un toque elegante de leche, el flat white puede ser tu nuevo favorito.
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Tradicionalmente, el flat white se sirve en una taza de cerámica de 150 a 180 ml, más pequeña que la del latte. Esto ayuda a mantener el equilibrio entre la cantidad de espresso y leche, y conserva mejor el calor y la textura sedosa de la bebida.
¡Sí! Puedes usar leches vegetales como avena, almendra o soya, pero es clave elegir versiones barista o enriquecidas, ya que generan una espuma más estable y cremosa, similar a la de la leche entera.
Depende de la cantidad de espresso que se use. Esta bebida de café suele tener una mayor proporción de café y menos leche que un latte, puede tener un sabor más intenso y, en algunos casos, más cafeína por volumen si lleva dos shots de espresso.