Tras la iniciativa, una nueva generación de agricultores se siente plenamente comprometida con las tierras de cultivo de sus antepasados. "La mayoría de nosotros venimos de familias productoras de café, pero el reto es que heredamos la tierra junto con otros nietos, hijos y primos", dice César.
"Nos falta preparación teórica y práctica en lo que se refiere a la gestión de la finca. Dejamos que los mayores se ocupen de ello, y la producción ha disminuido. El café es algo que muchos jóvenes ven como obsoleto. Gracias al programa, tengo una visión diferente de lo que quiero para mi finca".
Los aprendizajes colectivos, compartidos entre los programas de formación de jóvenes en café, aceleran y amplían los programas iniciados por el Plan NESCAFÉ® en países como México y Colombia. "Pienso en un futuro en el café, pero no solo en términos de ingreso"", dice César.
"Es una cultura, un patrimonio, una herencia y nuestra familia. Siempre formará parte de mí y de nuestra comunidad. La diferencia es que yo no siento que tenga que atarme a la tradición".