No hay nada como el aroma inconfundible del café de la mañana para darle la bienvenida a un nuevo día. Ese primer sorbo calientito no solo despierta los sentidos, también reconforta y llena de energía el cuerpo. Lejos de los antiguos mitos, la ciencia ha confirmado lo que sentimos en cada taza: el café, disfrutado con moderación, es seguro y aporta beneficios valiosos para la salud. Más allá de la cafeína que activa la mente, su sabor intenso y su calidez hacen que cada amanecer tenga un toque especial, convirtiéndolo en el mejor compañero para empezar con ánimo y buena vibra.
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Su principal ventaja es que se trata de un energizante potente, por lo que se convierte en el ingrediente perfecto para combatir la fatiga y aumentar los niveles de energía. Además, incrementa la adrenalina en la sangre, por lo que propicia un estado de alerta y concentración.
Otra de sus propiedades es que actúa rápidamente, por ejemplo, la cantidad de cafeína que contiene una taza de café puede llegar al torrente sanguíneo en tan solo 20 minutos y alcanzar la eficacia total en una hora.
Cuando se consume con moderación y en las horas adecuadas para tu organismo, favorece a un mejor estado de ánimo e incluso puede optimizar la memoria a corto plazo y el tiempo de reacción. Incluso, algunos estudios han descubierto que algunas tazas de café al día pueden proteger contra enfermedades como el Párkinson o el Alzheimer.
Sin embargo, un exceso de cafeína tampoco traerá más beneficios. Por eso, es necesario analizar cuáles son tus antecedentes médicos y cómo reacciona tu cuerpo a este componente. Algunos consumidores aseguran que el café interfiere con su sueño, mientras que otros afirman que no presentan ningún problema con consumir una taza antes de terminar el día.
Sabemos que la decisión de tomar un café en la mañana tiene una relación directa con el estilo de vida de cada persona. Muchos consumidores se han acostumbrado a comenzar su rutina con una taza de café que les permita recibir una inyección rápida de energía, mientras que otros deciden acompañar sus almuerzos con un delicioso tinto.
Más allá de estas costumbres que son muy personales y únicas en cada familia o persona, la ciencia afirma que la mejor hora para tomar café es a media mañana o hacia el final de esta, que es cuando el nivel de cortisol es más bajo.
Aunque no hay estudios concluyentes sobre el tema, es una buena idea que le des a tu cuerpo un par de horas luego de levantarte y luego de este acondicionamiento consumas tu taza de café diaria.
El café también es un excelente complemento para las personas que entrenan. La recomendación es tomar un poco 30 o 60 minutos antes de tu entrenamiento o evento deportivo. Notarás que su consumo retrasa la fatiga y aumenta tanto la fuerza como la potencia muscular.
Los colombianos nacimos en un país que respira café en cada esquina. Así que es normal que nuestros abuelos o papás comiencen su día con una buena taza. Por otro lado, nos enseñaron desde pequeños que es el complemento perfecto para muchas comidas: desde un desayuno hasta una merienda en las tardes.
Más allá del contexto, tener un horario establecido hace que gestionar las tareas del día a día sea mucho más sencillo. De hecho, la mejor manera de afrontar cada reto es si lo hacemos bajo un régimen mucho más saludable.
Por ejemplo, disfrutar de un buen desayuno con café, meditar e incluso realizar actividad física son estrategias que le permiten al cerebro estar preparado para los retos que traerá el resto del día.
Incluir café en las mañanas es un hábito que puede ser favorable para tu salud y que toma pocos minutos, es tan simple como calentar el agua, tomar el café, agregarlo a la taza, percibir sus olores, degustar ese primer sorbo y disfrutarlo de principio a fin, con calma, en pausa. En conclusión, es una forma muy sencilla de sentirte mucho mejor.
Por fortuna, para disfrutar del sabor de un buen café no necesitas ser experto, ni barista, de hecho, ni siquiera necesitas salir de casa.
Son muchas las opciones que tenemos en NESCAFÉ® para iniciar el día. Con nuestra variedad de Tradición podrás disfrutar de un café soluble, versátil y lleno de sabor. Te ofrece un aroma inigualable al igual que unos granos finamente seleccionados que, al ser tostados, te dan un perfil de taza con una intensidad media.
Los perfiles de nuestro producto son tan equilibrados que podrás preparar múltiples recetas con él. Desde un clásico café con leche hasta una limonada, una naranjada o un sofisticado latte con arándanos.
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La clave está en la moderación: entre 1 y 2 tazas de café de la mañana suelen ser suficientes. Más que un número exacto, se trata de escuchar a tu cuerpo: una taza bien preparada puede darte el impulso perfecto para arrancar el día, mientras que excederse puede generar nerviosismo o alterar el sueño más tarde.
La magia del café recién hecho no dura para siempre, pero hay trucos para mantenerlo cerca de su punto ideal. Una opción es guardarlo en un termo hermético que conserve la temperatura sin “recalentarlo”. También puedes preparar café frío (cold brew) la noche anterior y disfrutarlo en la mañana, con la ventaja de que mantiene mejor sus notas suaves y dulces.
¡Por supuesto! El café de la mañana sabe aún mejor cuando lo acompañas con los alimentos adecuados. Lo puedes disfrutar con frutas como banano o frutos rojos, también puedes sumarle avena o frutos secos y si eres de los que aman lo clásico, un pan integral con miel o un poco de queso suave harán que cada sorbo de café se sienta como un ritual delicioso para empezar la jornada con buen ánimo.