El café se cultiva en más de 50 países alrededor del llamado «cinturón del café» en zonas que tienen la combinación perfecta de altitud, suelo y clima.
Quizás nunca te hayas detenido a pensar de dónde viene el café, pero su origen te puede decir mucho sobre el sabor de cada tipo de grano.
Existen tres grandes regiones donde se cultiva todo el café que se consume en el mundo y cada una ofrece diferentes notas y matices. El café de África posee unas características totalmente diferentes al café que se cultiva en Latinoamérica o Asia. Sabiendo esto, podrás encontrar el café que mejor se adapte a ti.
El café no es solo una bebida: es una experiencia que empieza desde la semilla. Y para los verdaderos amantes del café, conocer los tipos de granos es clave para entender por qué cada taza sabe diferente. El sabor, el aroma, la intensidad y hasta el nivel de cafeína dependen del tipo de grano que se utilice. Por eso, detrás de ese café que tanto te gusta, hay una historia que comienza en la planta
Aunque existen muchas variedades, hay cuatro tipos principales de granos de café que dominan el mundo cafetero. Cada uno tiene una personalidad única que influye directamente en el perfil de la bebida. Aquí te explico en detalle cuáles son, qué los hace especiales y en qué se diferencian entre sí.
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El grano de café Arábica es el más conocido y valorado en el mundo del café por su sabor suave, equilibrado y con matices afrutados o florales. Tiene un nivel bajo de cafeína y una acidez agradable, lo que lo hace ideal para quienes disfrutan de un café más refinado. Se cultiva principalmente en zonas altas de América Latina, Etiopía y otras regiones con climas frescos y suelos volcánicos. Aunque es más sensible a las plagas y al clima, su calidad lo convierte en el favorito de muchas marcas premium y cafeterías especializadas.
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Menos común, pero con un carácter muy particular, el grano Liberica se distingue por su tamaño grande y forma irregular. Su perfil de sabor es complejo, con notas florales, afrutadas, ahumadas e incluso amaderadas, lo que puede resultar exótico para muchos paladares. Se cultiva principalmente en Filipinas y algunas zonas del sudeste asiático. Aunque no es fácil de conseguir, quienes lo han probado suelen tener opiniones muy marcadas: o lo amas, o no es para ti.
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El Robusta es un grano de sabor fuerte, más amargo e intenso que el Arábica. Su contenido de cafeína es considerablemente más alto, lo que también lo hace más resistente a plagas y fácil de cultivar en tierras bajas y climas más cálidos, como los de África Occidental y Vietnam. El café hecho con Robusta suele tener cuerpo denso, poca acidez y un aroma terroso. Es ampliamente utilizado en cafés instantáneos y mezclas para espresso, ya que aporta una crema espesa y un golpe de energía más potente.
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Anteriormente considerada una especie independiente, hoy se clasifica como una variedad de la familia Liberica. El grano Excelsa es utilizado mayormente en mezclas para aportar acidez y profundidad. Su sabor es afrutado, con una acidez brillante que recuerda al tamarindo, y tiene un cuerpo medio. Es ideal para quienes buscan cafés más complejos y diferentes a lo tradicional. Se cultiva principalmente en el sudeste asiático y es bastante escaso en comparación con Arábica o Robusta.
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Hacer una excelente taza de café no solo depende solo del tipo de grano. También influye la frescura, la molienda, el método de preparación y hasta el agua que usas. Convertir el café en un ritual diario es más fácil de lo que parece, solo necesitas seguir algunos pasos básicos y prestar atención a los detalles. Aquí te explico cómo lograrlo en casa:
1. Elige un buen grano
Si prefieres sabores suaves y aromáticos, ve por granos Arábica. Si te gusta más fuerte y con cuerpo, prueba Robusta o una mezcla.
2. Usa agua filtrada
El 98% del café es agua, así que su calidad importa. Usa agua filtrada o embotellada para evitar sabores metálicos o a cloro que pueden alterar el resultado final.
3. Sirve y disfruta al momento
Una vez listo, sirve el café de inmediato para disfrutar todos sus aromas. Si quieres endulzarlo o agregar leche, hazlo al gusto, pero recuerda que un buen café no necesita muchos complementos.
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¡Sí! Hay varios métodos caseros para preparar café sin una cafetera eléctrica. Puedes usar una prensa francesa, una moka italiana, un colador de tela o filtro de papel, e incluso hervir el café tipo “aguapanela”. Todo depende del sabor que busques y del equipo que tengas a mano.
Depende del método que uses. Si tienes una prensa francesa, la molienda debe ser gruesa. Para una cafetera de goteo o filtro, usa molienda media. Y si usas moka o espresso, necesitas una molienda fina. Si es muy gruesa o muy fina para tu cafetera, el sabor puede quedar débil o amargo.