¿Hay algo más reconfortante que una buena taza de café y un pan recién horneado? Esta dupla es mucho más que un desayuno: es una tradición que une culturas, despierta los sentidos y te puede llevar de viaje por el mundo… sin salir de casa.
Hoy te llevamos por algunas de las principales ciudades del planeta para descubrir qué panes típicos acompañan al café en cada lugar. ¿Lo mejor? Puedes disfrutar estas combinaciones en casa con tu taza de NESCAFÉ®, porque todo gran viaje comienza con un buen café.
La combinación de café y pan no es solo una elección gastronómica: es un ritual cargado de significado en casi todas las culturas del mundo. Hay algo profundamente reconfortante en unir el aroma envolvente del café con la textura cálida del pan recién hecho. Es una experiencia multisensorial que conecta recuerdos, emociones y momentos de pausa en medio del ritmo acelerado del día a día.
Desde el desayuno hasta la merienda, este dúo nos acompaña en instantes de calma, encuentros familiares, charlas entre amigos o incluso en esos momentos en los que necesitamos reconectar con nosotros mismos.
El pan aporta saciedad, tradición y cercanía; el café despierta los sentidos y estimula la mente. Juntos, crean una armonía tan simple como poderosa, que ha trascendido generaciones y fronteras.
Y lo mejor es que no hay una sola forma de vivir esta experiencia. Un pan dulce o salado, un café intenso o suave, en una panadería local o en casa con tu NESCAFÉ® favorito. Cada cultura lo adapta a su manera, pero el fondo es el mismo: una pausa que alimenta el cuerpo y reconforta el alma.
Por eso, más allá de modas o tendencias, el café con pan sigue siendo un lenguaje universal de disfrute. Aquí te damos 10 combinaciones alrededor del mundo que te encantarán:
El croissant es un símbolo de la pastelería francesa. Su textura hojaldrada, su aroma a mantequilla y su ligereza lo convierten en el pan perfecto para acompañar un café au lait (café con leche servido en tazón). En los cafés parisinos, es común ver a la gente desayunando con esta pareja deliciosa. Si quieres replicar la experiencia, acompáñalo con un NESCAFÉ® Clásico con leche caliente espumosa.
A diferencia del croissant francés, el cornetto italiano es más dulce y suele estar relleno de crema pastelera, mermelada o crema de cacao. Es el compañero ideal del cappuccino, especialmente al comienzo de la mañana en un bar romano. Para una experiencia italiana en casa, prepara un NESCAFÉ® Cappuccino con espuma cremosa y sírvelo con un cornetto recién horneado.
El simit es un pan en forma de aro cubierto con semillas de ajonjolí, crujiente por fuera y suave por dentro. Se vende en las calles de Estambul y se suele disfrutar con queso, aceitunas o simplemente solo con un fuerte café turco. Su sabor intenso lo convierte en un excelente aliado para cafés intensos como un NESCAFÉ® Tradición Black, corto y concentrado.
Las medialunas argentinas, derivadas del croissant, son más pequeñas, brillantes y dulces. También existen versiones saladas. Se consumen tradicionalmente en el desayuno o la merienda con un buen café con leche. Para replicar esta pausa tan rioplatense, prepara un NESCAFÉ® Capuccino y acompáñalo con medialunas tibias.
La concha es el pan dulce más popular en México. Su nombre viene de su cubierta crujiente en forma de concha, que contrasta perfectamente con el pan esponjoso. Se acompaña idealmente con NESCAFÉ® Dolce Gusto® Chai Tea Latte, una mezcla aromática en casa con un toque de especias.
Aunque los churros se asocian con el chocolate caliente, en muchas cafeterías madrileñas también se sirven con café. Son finos, crujientes y ligeramente espolvoreados con azúcar. Mojarlos en un café negro bien cargado es una experiencia deliciosa. Prueba esta versión con un NESCAFÉ® Fina Selección bien caliente.
El shokupan es un pan de molde japonés con una textura ultrasuave y ligeramente dulce. Se corta en rebanadas gruesas, se tuesta y se sirve con mantequilla, mermelada o incluso aderezos salados. Ideal con un café filtrado suave como el NESCAFÉ® Americano, que resalta los sabores delicados del pan.
Hecho con almidón de yuca y queso, el pão de queijo es una joya de la gastronomía brasileña. Tiene una textura crujiente por fuera y elástica por dentro. Se come durante el desayuno o en la merienda acompañado de un café negro muy fuerte. Disfrútalo con un NESCAFÉ® Espresso bien concentrado.
Los Brötchen son panecillos alemanes de corteza crujiente y miga esponjosa. Se suelen partir y rellenar con queso, embutidos o mermelada. El café típico alemán es fuerte y se sirve en grandes tazas. Una excelente opción para este maridaje es un NESCAFÉ® Tradición, preparado largo, al estilo europeo.
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Los bagels son panes densos y sabrosos que se hierven antes de hornear, lo que les da su textura única. Se pueden rellenar con queso crema, salmón, huevo o ingredientes dulces. En Nueva York, nada mejor que un bagel y un gran café americano para empezar el día. Prepara tu NESCAFÉ® Americano y llévate ese espíritu cosmopolita a casa.
En cada rincón del mundo, hay una mesa servida con pan y una taza de café esperando a ser compartida. Desde el croissant parisino hasta el pão de queijo brasileño, cada combinación de café y pan habla del alma de su cultura: de sus costumbres, su historia, su forma de comenzar el día o simplemente de regalarse un momento para uno mismo.
Lo mágico de esta dupla es que no entiende de idiomas ni fronteras. En Tokio o en Ciudad de México, en Berlín o en Buenos Aires, el ritual es el mismo: parar un instante, respirar, saborear. A veces solo, a veces en buena compañía, pero siempre con el placer de tener algo tibio entre las manos y ese aroma irresistible que solo el café puede dar.
Con NESCAFÉ®, puedes darle un giro especial a este ritual cotidiano y convertirlo en una experiencia global. Porque más allá de lo que tengas en la taza o en el plato, lo más importante es el momento que te das. Un break para reconectar contigo, recordar un viaje o incluso imaginar el próximo.