La agroforestería en café aprovecha la unión entre árboles, cultivos y naturaleza para mejorar la calidad del grano y cuidar el entorno. Existen varias técnicas que hacen posible esta combinación sostenible, cada una con beneficios únicos para los cafetales.
La más común: se siembran árboles de especies como guamos, nogales cafeteros o plátanos que regulan la luz y la temperatura. Esto mejora la calidad del grano, protege el suelo y alarga la vida útil del cafetal.
El café puede crecer junto a plátano, yuca, maíz o fríjol. Estos cultivos brindan sombra inicial al cafeto joven y, al mismo tiempo, generan alimento e ingresos extra para la familia cafetera.
Se siembran árboles o arbustos alrededor de los cafetales. Además de proteger las plantas contra el viento y la erosión, aportan leña, madera o frutos.
En un cafetal se pueden plantar naranjos, aguacates o especies maderables como cedro y laurel. Esto diversifica la producción y asegura ingresos en distintas épocas del año.
En zonas cafeteras se dejan fragmentos de bosque natural y se enriquecen con especies útiles. Así, se protege la biodiversidad, se atraen polinizadores y se mantiene el equilibrio del ecosistema.