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El café y la sombra
En la agricultura sostenible, la sombra no es un obstáculo, es una aliada. Integrar árboles y plantas de sombra en los cultivos ayuda a regular la temperatura, mantener la humedad del suelo y protegerlo de la erosión. Este tipo de prácticas imitan lo que ocurre en la naturaleza: un ecosistema donde todo convive en equilibrio y cada elemento cumple una función.
Un buen ejemplo es el café, que crece mejor bajo la sombra de árboles nativos. Así, mientras los granos se desarrollan con mayor calidad, también se conserva la biodiversidad, se atraen polinizadores y se crean refugios para aves y otras especies.
La sombra, lejos de restar productividad, aporta resiliencia y asegura que los cultivos se adapten mejor a los cambios del clima. Es sembrar bajo techo natural para cosechar con futuro.